Acto Primero.
Soldado n.º 1: -Míralas, llevan así dos días enteros, no se mueven, no hablan, no resoplan, a lo mejor han muerto.
Soldado n.º 2: -Es realmente desconcertante. Yo no podría callar durante una hora siquiera, me ahogaría. A veces digo absurdos pero es sin duda mejor que los vacíos incómodos en una conversación. ¿Les has preguntado?
Soldado n.º 1: -Por supuesto. ¿Por quién me tomas? No responden. Intentan algo, quizá provocar, pero debieran estar trabajando. Por allí se acerca el Consejo de la comunidad, esto es serio.
Consejero de urbanismo: -Sí, son ellas, trabajan en el sector C del túnel 3 picando piedras. Por lo visto han hallado en su compartimento esto.
Muchedumbre: -¡Oooh! ¡Cómo se han atrevido! No lo creo. Es imposible. Parecían tan correctas.
Consejero de asuntos internos: -Tendrían que ser castigadas, propongo un juicio rápido aquí y ahora y tomar una decisión. Perturban el trabajo del resto de los ciudadanos.
Senador: -Mejor será dejarlo para mañana. No podemos tomar decisiones así, a la ligera, sin contar con el consentimiento de La Reina.
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Soldado n.º 1: -Míralas, llevan así dos días enteros, no se mueven, no hablan, no resoplan, a lo mejor han muerto.
Soldado n.º 2: -Es realmente desconcertante. Yo no podría callar durante una hora siquiera, me ahogaría. A veces digo absurdos pero es sin duda mejor que los vacíos incómodos en una conversación. ¿Les has preguntado?
Soldado n.º 1: -Por supuesto. ¿Por quién me tomas? No responden. Intentan algo, quizá provocar, pero debieran estar trabajando. Por allí se acerca el Consejo de la comunidad, esto es serio.
Consejero de urbanismo: -Sí, son ellas, trabajan en el sector C del túnel 3 picando piedras. Por lo visto han hallado en su compartimento esto.
Muchedumbre: -¡Oooh! ¡Cómo se han atrevido! No lo creo. Es imposible. Parecían tan correctas.
Consejero de asuntos internos: -Tendrían que ser castigadas, propongo un juicio rápido aquí y ahora y tomar una decisión. Perturban el trabajo del resto de los ciudadanos.
Senador: -Mejor será dejarlo para mañana. No podemos tomar decisiones así, a la ligera, sin contar con el consentimiento de La Reina.
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Acto Segundo.
La Reina: -Los sectores revolucionarios de la colonia se exacerban cada día y este acto podría desmadrarse más de lo estrictamente necesario.
Juez: -¿Alguna solución, Señora?
La Reina: -Esta noche, mientras la colonia duerme, que las aniquilen. No quiero un juicio, y quemad ese maldito libro, jamás tendría que haber sido presentado frente al gentío, eso da ideas, promueve la libertad. Estoy rodeada de ineptos.
Juez: -Tenéis toda la razón, Señora. Mañana no habrá ni rastro de esas hormigas insolentes.
Acto Tercero.
Revolucionario n.º 1: -Es nuestro momento, mañana en el juicio saldremos en defensa de nuestras dos pioneras. Por fin alzaremos la justicia en su estandarte correspondiente. Se acabó eso de esconder la cultura al pueblo, se acabó el analfabetismo, se acabó la opresión.
Revolucionario n.º 2: -Sería aconsejable mantenerlas vigiladas durante la noche, los sicarios de la Reina podrían atacar nuestros planes. Si ellas “desaparecen” misteriosamente, la vida seguirá su curso y nadie se planteará qué ha pasado. Convendría hablar con ellas y refugiarlas en algún lugar.
Revolucionario n.º 1: -¿Y si no quieren venir?
Revolucionario n.º 2: -¿Por qué no habrían de quererlo? Corren peligro. No obstante, si se opusieran, nos las llevaríamos por la fuerza. No tenemos más remedio que ese. Son nuestra salvación lo entiendan o no.
Sabio: -Creía que éramos nosotras las sensatas, creía, de veras lo creía, que la fuerza bruta era una cualidad ajena a nuestra dialéctica, que las únicas armas que tomábamos entre nuestras manos eran palabras e ideas. ¿Acaso debemos obligarlas? ¿No es ello una contradicción?
Revolucionario nº 1: -No. Claro que no. El fin justifica los medios. Es el bien por el bien. No haremos daño a nadie, si un caso, mejoraremos la situación social que nos concierne.
Acto Cuarto.
Hormiga nº 2046: -No puedo entender qué hago aquí, algo me ha arrastrado hacia vosotras, aún no controlo estas alas dichosas, pero por casualidad escuché una conversación que de seguro no debía oír. Mi madre planea vuestro asesinato. No puedo entender qué hago aquí, me matarán si oyen mi traición. Marchaos porque sé lo que hacéis aquí, tan quietas, y no tiene nada que ver con insurrecciones ni lances.
Acto Quinto.
Revolucionario nº 1: -Demasiado tarde, ya no están. Las han asesinado.
Revolucionario nº 2: -¡Calla! ¡Escóndete! Por allí llegan los sicarios de La Reina.
Sicario nº 1: -¡No están! ¡Han desaparecido!
Sicario nº 2: -No seas estúpido, no han desaparecido, las han escondido. Sabían que esta noche estaríamos aquí. Debemos encontrarlas antes del amanecer o será nuestro cuello el que correrá peligro.
Sicario nº 1: -¿Dónde? No podemos hacer demasiado ruido, tenemos que ser cautelosos…
Revolucionario nº 1: -Se han ido. Demos la voz de alarma, matarán a todo aquel que se interponga en sus caminos.
Acto Sexto.
Sabio: -No se sabe nada de ellas. Algunos dicen que se marcharon, otros que fueron asesinadas. Pero, ¿sabes una cosa? No tienen ninguna importancia, sea como sea ya se oyen reclamos de obreros en cada túnel, se fueron y han plantado una semilla que difícilmente será desarraigada. Aún así, prevalece una curiosidad, ¿qué hacían?
Hormiga nº 2046: -Es algo que ya, amigo mío, nunca sabremos.
La Reina: -Los sectores revolucionarios de la colonia se exacerban cada día y este acto podría desmadrarse más de lo estrictamente necesario.
Juez: -¿Alguna solución, Señora?
La Reina: -Esta noche, mientras la colonia duerme, que las aniquilen. No quiero un juicio, y quemad ese maldito libro, jamás tendría que haber sido presentado frente al gentío, eso da ideas, promueve la libertad. Estoy rodeada de ineptos.
Juez: -Tenéis toda la razón, Señora. Mañana no habrá ni rastro de esas hormigas insolentes.
Acto Tercero.
Revolucionario n.º 1: -Es nuestro momento, mañana en el juicio saldremos en defensa de nuestras dos pioneras. Por fin alzaremos la justicia en su estandarte correspondiente. Se acabó eso de esconder la cultura al pueblo, se acabó el analfabetismo, se acabó la opresión.
Revolucionario n.º 2: -Sería aconsejable mantenerlas vigiladas durante la noche, los sicarios de la Reina podrían atacar nuestros planes. Si ellas “desaparecen” misteriosamente, la vida seguirá su curso y nadie se planteará qué ha pasado. Convendría hablar con ellas y refugiarlas en algún lugar.
Revolucionario n.º 1: -¿Y si no quieren venir?
Revolucionario n.º 2: -¿Por qué no habrían de quererlo? Corren peligro. No obstante, si se opusieran, nos las llevaríamos por la fuerza. No tenemos más remedio que ese. Son nuestra salvación lo entiendan o no.
Sabio: -Creía que éramos nosotras las sensatas, creía, de veras lo creía, que la fuerza bruta era una cualidad ajena a nuestra dialéctica, que las únicas armas que tomábamos entre nuestras manos eran palabras e ideas. ¿Acaso debemos obligarlas? ¿No es ello una contradicción?
Revolucionario nº 1: -No. Claro que no. El fin justifica los medios. Es el bien por el bien. No haremos daño a nadie, si un caso, mejoraremos la situación social que nos concierne.
Acto Cuarto.
Hormiga nº 2046: -No puedo entender qué hago aquí, algo me ha arrastrado hacia vosotras, aún no controlo estas alas dichosas, pero por casualidad escuché una conversación que de seguro no debía oír. Mi madre planea vuestro asesinato. No puedo entender qué hago aquí, me matarán si oyen mi traición. Marchaos porque sé lo que hacéis aquí, tan quietas, y no tiene nada que ver con insurrecciones ni lances.
Acto Quinto.
Revolucionario nº 1: -Demasiado tarde, ya no están. Las han asesinado.
Revolucionario nº 2: -¡Calla! ¡Escóndete! Por allí llegan los sicarios de La Reina.
Sicario nº 1: -¡No están! ¡Han desaparecido!
Sicario nº 2: -No seas estúpido, no han desaparecido, las han escondido. Sabían que esta noche estaríamos aquí. Debemos encontrarlas antes del amanecer o será nuestro cuello el que correrá peligro.
Sicario nº 1: -¿Dónde? No podemos hacer demasiado ruido, tenemos que ser cautelosos…
Revolucionario nº 1: -Se han ido. Demos la voz de alarma, matarán a todo aquel que se interponga en sus caminos.
Acto Sexto.
Sabio: -No se sabe nada de ellas. Algunos dicen que se marcharon, otros que fueron asesinadas. Pero, ¿sabes una cosa? No tienen ninguna importancia, sea como sea ya se oyen reclamos de obreros en cada túnel, se fueron y han plantado una semilla que difícilmente será desarraigada. Aún así, prevalece una curiosidad, ¿qué hacían?
Hormiga nº 2046: -Es algo que ya, amigo mío, nunca sabremos.
4 comentarios:
Bueno Almi, por fin hemos podido arreglar el error, ¿te gusta cómo queda?
¡Sí! Aunque creía que ibas a hacer una mini introducción.
Al final no la pusimos, si quieres que te la pongamos, te lo cambiamos
No, déjalo.
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